martes, abril 17, 2007

dientes y sardinas bajo una encina

cuando segaba bajo la cegadora luz del sol pensaba que quizá sus dientes le abandonaban para pasar a mejor vida. pero el ratoncito pérez decidió ponerse en huelga después de tener que visitar a este hombre más veces que a su vendedor de queso. así que gracias a la magia de la caja tonta consiguió una sonrisa nueva y el roedor volvió a pasearse por la noche colocando un pedazo de ilusión bajo las almohadas. no sé que habrá sido de este agricultor, pero le imagino más triste que nunca masticando un bocadillo de sardinas bajo una encina de la mancha mientras mira sus estropeadas y ajadas manos y descubre que la soledad del campo no puede operarse y que pérez no volverá a visitarle

1 comentario:

Anónimo dijo...

cambio radical, no? muy bueno