jueves, marzo 06, 2008

martina, más que un nombre de bebé

mi amigo sergio (www.diariodecontextos. blogspot.com) me había prometido un post sobre el nombre de martina así que, como lo prometido es deuda, se puso a bucear en busca de tocayas de mi bebé. en un periquete escribió el siguiente texto y es que donde hay madera sobran las palabras y los minutos. además incluyo una imagen de martina leyendo su primer libro. dentro de nada se sentará delante del ordenador para leer el blog de su padre (www.sentadoesperandodeseando. blogspot.com) y el del tío sergio. este último escribió el siguiente texto sobre su nombre:

"Los nombres no nos pertenecen hasta que no entran a formar parte de nuestras vidas. Un día nuestro imaginario nominativo descubre una nueva aportación que se integra para siempre. Lo que nos resultaba extraño o ajeno se convierte en familiar, cercano y polisémico. Una sensación que cobra sentido cuando detrás del nombre está una persona –o personita- que merece toda nuestra atención. Así que, hoy en día, decir Martina lo es todo. A la cabeza se nos vienen imágenes de nuestra princesa en miniatura. Sus sonrisas, sus miradas de extrañeza, sus pinitos como intelectual, sus avances cómo música de la vida… Gracias a ella la nuestra lo es más. Nos regala momentos o instantes que quedan grabados más allá de cámaras, sino que llegan a nuestros corazones. Los mismos que de estar congelados pueden desenfriarse con las monadas de la niña icono que nos despierta y alienta al futuro.

Nuestra Martina es única e intransferible. Contar su historia, la del origen de su nombre no me pertenece, pero sí repasar la existencia de otras Martinas que refuerzan que este nombre no lo es a la ligera. Que tiene pesos o poses detrás y que, desde ahora, nos acompañará en nuestro álbum de cromos vitales.

Quién no conoce a la bella Martina Klein, una diosa de la moda, con carácter y sentido propio que ha sabido labrarse una carrera en la pasarella de la vida. La nuestra sabrá caminar con soltura, con o sin tacones vertiginosos en su horizonte.

Hay deportistas con nombre propio que responden a nuestro fetiche, como las tenistas Martina Hingis o su tocaya Navratilova. Ambas responden a un prototipo de mujer luchadora, energética y pisadora de estereotipos y elementos disciminatorios. Nuestra Martina ya en su lactancia demuestra ser una luchadora…
Algunos famosos saben que llamar a sus miniprincesas Martina es más que un buen augurio. Lo sabe el coreógrafo Poty o la actriz Melanie Olivares, que han martinizado sus vidas sin peligro de martirio.

Quizá por una subjetividad demasiado personal, una gran película como Piedras bautizó como Martina a la actriz María Casal, que construyó un personaje duro pero cargado de matices, sólo aptos para un nombre tan estimulante y exótico.

Más allá de personas o minipersonas con futuro sin escribir, hay anécdotas como saber que en Ibiza una cala recibe el nombre de nuestra protagonista. Hay existen marcas de ropa para jugadores de polo, amantes del lujerío, lo cual indica la escala social y de vida que puede alcanzar nuestra musa. Y hasta los juegos de ordenador y los anuncios de televisión optan por poner una Martina en sus guiones, sabedores del empuje sonoro y personalista de un nombre peculiar y casi desconocido.

Pero por mucho repaso anecdótico, siempre nos quedará una Martina, la nuestra. Nuestra musa. Sólo ella es capaz de alegrar nuestros corazones y dar más sentido a nuestras vidas de regaliz. Un regalo que tiene más que un nombre".