sábado, noviembre 24, 2007

Martina, a punto de llegar

Lilypie Embarazada Ticker

Ctrl+G

cuando era pequeña salía de casa con la mochila para ir al colegio. no es que me gustara ir pero por alguna extraña razón pensaba que con aquellos libros a la espalda parecía mayor de lo que realmente era por dentro. así que de alguna manera miraba de reojo a los niños y niñas que iban a los colegios de la zona esperando cruzar un guiño complice.

recuerdo los mediodías en los que después de comer, y aprovechando que mi madre no había llegado de trabajar, me encerraba en su baño para ponerme un poco de colorete y echarme unas gotas de su colonia. después bajaba a la parada y esperaba verla aparecer a lo lejos con su panda para me comprara una piruleta antes de que llegara la ruta. nunca me dijo nada del colorete ni del perfume porque supongo que las ansias con las que comía aquella rueda le hacían ver que todavía seguía siendo una niña.

parece que fue ayer el primer día que cogí el metro con mis amigas, que disfruté de una hamburguesa en la vaguada después de un cine y de la primera mañana que fui al colegio en un autobús municipal después de llorar durante meses porque en el autocar del cole sólo iban las pequeñas.

recuerdo con cariño las tardes con mis hermanas jugando a las muñecas, bajando todos los chismes posibles de las estanterías para que la casa de barbie y ken fuera la más grande jamás vista. y juro que sólo una vez las dejé compuestas y sin hermana aunque ellas se empeñen en decir que siempre las dejaba recogiendo sólas (lero lero lero). recuerdo los sandwiches de pollo de los sábados por la tarde viendo un programa en el que los protagonistas robaban los sueños de sus vecinos y los domingos delante de la tele con humor amarillo mientras comíamos paella en el habitación de belén.

de repente he sentido la necesidad de dejar todo esto aquí escrito porque sé que dentro de muy pocos días resetearé mi memoria para dejar el disco duro libre para martina pero no quiero olvidarme de los pequeños detalles que durante años han formado parte del extraño estirón que he pegado por dentro.

domingo, noviembre 04, 2007

las alas de mi niña

la llegada de martina me tiene acelerada. empiezo a sentir una extraña mezcla de quitar horas al día, de restar minutos al mes y al mismo tiempo me planteo que diciembre está a la vuelta de la esquina y que todavía me quedan millones de cosas por hacer para recibir a mi bebé. no consigo seguir mi camino sin girarme cuando me cruzo con una sillita y me pregunto cómo será martina. ojalá tenga el alma de su padre, el tesón de su madre y despierte la ternura de rai. sólo quiero que esté sana y que crezca con la sensación de que si no es más feliz es porque es imposible serlo más. sé que será un ángel que me condenará a besarla más de lo que ella quiera y que algún día volará de mi nido como yo lo hice del de mis padres. sólo espero hacerlo bien. ojalá le salgan las alas muy tarde...